miércoles, septiembre 20, 2006

Sobreviviendo a las fiestas patrias

Luego de un tiempo de ausencia vuelvo a las lides de la escritura y la mixtura de letras y sabores. Me he sorprendido de leer las opiniones de algunos lectores de mi blog y de como una situación estética puede crear un conflicto. En verdad el tema de la guata no me molesta, a estas alturas tenerla o no, pasa a ser algo anecdótico; lo que importa realmente es el placer, lo que nos provoca placer, lo que nos convoca al placer o lo que nos sirve para dar placer a otros. Como ven estoy situado en una etapa hedonista, lo que me produce, objetivamente, bastante placer. En fin voy a contarles de los asados "diesiosheros", de las empanadas, de los pajaritos, corderitos, longanizas y piezas afines. Para los que no saben, en mi país el 18 de septiembre se celebra la fiesta nacional, y eso trae consigo un monton de desbordes culinarios con todos los flecos que tiene (vinillos, cleri, ponches, enguindados, mistelas, etc).
El 16, es bueno comenzar con algunas empanadas fritas, con la cebolla bien tratada para probar otras y no seguir con las mismas de repetición, luego un vino de Portezuelo, un buen pipeño para comenzar la patriota comilona. Las empanadas fritas pueden ser de machas con queso, con un poquito de puerro, sal, un toque de merquén.... esa masa fina que se rompe en la boca, mmm.
Reconozco que además gusté de un cazuela de ave de casa, es decir un pollo criado con granos y cosas naturales, de esos que se demoran en crecer lo que tienen que demorarse por natura y no por hormonas puestas en la comida que les dan en el criadero, acompañaba esta carne firme y sabrosa, un trozo de zapallo, una papa cañetina, y un buen caldo con chuchoca. Además se adivinaban saboresd e comino, cebolla, ajo y sal. A eso le agregamos un toque de merquén. Me saboreo otra vez, es la sensación de encontrar el sabor que andabas buscando, la emoción liberada en una cucharada de cazuela de ave con chuchoca.
El 17, comenzó con una chupilca, es decir una caña de vino tinto con harina tostada y un poco de azúcar a gusto, después el "enjuague" como me enseño mi abuelo, es decir vino tinto en la misma caña para beber lo que queda de harina (normalmente, luego de este desayuno bebido cerca de las diez de la mañana, uno queda inmediatamente "arriba de la pelota"), despues se comenzó a hacer el asado; carnes varias puestas en una parrilla veterana de mil batallas, parrilla que ha conocido infinitos parrillero, cada uno con sus respectivos secretos. El mío es una buena carne y sal, por cierto, las brasas deben estar en su punto para que selle y no queme. Lomo de res, costillas de cerdo, pierna de cordero, longanizas de Parral, algunas prietas, chunchules con harina tostada... que rico.
Luego se pierde un poco la noción y uno se enferma de la "guatita" y le hecha la culpa a la lechuga mal lavada, (puede ser).
Al final de la tarde se vuelve a comer un asado similar al anterior pero un poco mas ligero, recuerden que ya es de noche, o no, bueno, no importa por que ya viene por fin el 18.
El 18 en la mañana un buen caldillo para los "jailander" los sobrevivientes de la noche anterior, este se sirve como a las 7 de la mañana, es decir es para los sobrvivinentes reales. Un poco de carne del asado del día anterior, cortada en trozos pequeños y delgados, cebolla cortada en juliana (pluma le dicen por acá), unos buenos dientes de ajo, comino, sal, agua...cuando hierve unos fideos cabellos de ángel y al final un huevo caído. Les aseguro que levanta muertos.
Una empanadita de horno con mucha carne y poca cebolla, o unos buenos pequenes, con mucha cebolla y nada de carne. Vino tinto y del otro, algo de chicha cocida de Chillán... nos encontró otra vez el asado y el vino, algo de pan amasado y horneado en horno de lata o barro, unos dulces chilenos para matizar, pajaritos, alfajores de verdad, torta de nuez...
Cuecas, cuecas y más cuecas como única posibilidad de baile con esa apostura que tenemos los de aquí para bailar la chilena, con zapateo, con gritos y silbidos con miradas y con vueltas. Las voces arremangan la cueca brava y nos cuentan historias de amores y peleas de bravos. Mujeres bonitas, morenas con labios carnosos que invitan al beso o a la mordida caliente y la cueca bailada por todos y por todas con ganas de quebrar las tablas del piso, si las hubiera.
Que buenas son las fiestas patrias, salud y libertad.
Un abrazo.