Chalacos
Estaba pensando en una ensalada para refrescar la mañana del puerto - hediondo - Talcahuano, lleno de nauseabundos olores de pesqueras y desechos tóxicos, de gaviotas que cagan y cagan todo el día, transformando todo en un inmenso guater. La única defensa era ponewr una barrera mental, pensando en aromas puros y frescos, sureños, selváticos (nativistas y terruñales) y me acordé de una receta realizada tiempo atrás, a pedido, y bueno salió rica. Provecho
Ensalada de Nalca y Digueñes
Necesitas una nalca sureña
Dura, firme, carnosa, erecta
Toda ella en su loca visión mundana y fugaz.
Luego los famosos digüeñes, redondos y pequeños
Hongos que crecen como parásitos
de los añosos robles de nuestra tierra.
Así juntamos nalca y digüeñes y los cortamos
Como conociendo su dolor de cuerpo profanado
En tiras una y en cuartos otros,
Le ponemos la sal de los mares australes y un poco de comino fuerte
Y el ají merkén de los mapuche y de Moisés el padre,
Y lo bañamos en agraz de las uvas verdes del parrón familiar
Lo servimos en una paila de greda
De preferencia de Campón o Cancha e' los Montero
Para acompañar - nos-
Alguna tarde
A modo de presentación, de salutaciones y de encuentros y por el impulso certero de mi mentor en cuestiones comunicacionales modernas, es que me aventuro a crear este blog. Cocina, poesía, arte, conversa, folklore, sabores del valle, del mar, sabores montunos y ciudadanos para encontrarnos en estas líneas.